Representantes de la Antropologia Contemporanea

Representantes de la Antropologia Contemporanea


Friedrich Nietzsche



Friedrich Wilhelm Nietzsche (Röcken, cerca de Lützen, 15 de octubre de 1844 – Weimar, 25 de agosto1900) fue un filósofo, poeta, músico y filólogo alemán, considerado uno de los pensadores modernos más influyentes del siglo XIX.
Realizó una crítica exhaustiva de la cultura, la religión y la filosofía occidental, mediante la deconstrucción de los conceptos que las integran, basada en el análisis de las actitudes morales (positivas y negativas) hacia la vida. Este trabajo afectó profundamente a generaciones posteriores de teólogos, filósofos, sociólogos, psicólogos, poetas, novelistas y dramaturgos.


Meditó sobre las consecuencias del triunfo del secularismo de la Ilustración, expresada en su observación «Dios ha muerto», de una manera que determinó la agenda de muchos de los intelectuales más célebres después de su muerte.
Si bien hay quienes sostienen que la característica definitoria de Nietzsche no es tanto la temática que trataba sino el estilo y la sutileza con que lo hacía, fue un autor que introdujo, como ningún otro, una cosmovisión que ha reorganizado el pensamiento del siglo XX, en autores tales como Michel Foucault, Jacques Derrida, Martin Heidegger o Deleuze entre otros.
Nietzsche recibió amplio reconocimiento durante la segunda mitad del siglo XX como una figura significativa en la filosofía moderna. Su influencia fue particularmente notoria en los filósofos existencialistas, críticos, fenomenológicos, postestructuralistas y postmodernos y en la sociología de Max Weber. Es considerado uno de los tres » (según la conocida expresión de Paul Ricoeur), junto a Karl Marx y Sigmund Freud.




 Martin Heidegger 



Martin Heidegger (Messkirch, Alemania, 26 de septiembre de 1889 – Friburgo de Brisgovia, 26 de mayo de 1976) fue un filósofo alemán.
Estudió teología católica, ciencias naturales y filosofía en la Universidad de Friburgo de Brisgovia, donde fue discípulo de Heinrich Rickert, uno de los máximos exponentes del neokantismo de la Escuela de Baden y luego asistente de Edmund Husserl, el fundador de la fenomenología. Comenzó su actividad docente en Friburgo en 1915, para luego enseñar durante un período (1923–1928) en Marburgo. Retornó a Friburgo en ese último año, ya como profesor de filosofía.
Es una de la figuras protagónicas de la filosofía contemporánea: influyó en toda la filosofía del existencialismo del siglo XX, fue uno de los primeros pensadores en apuntar hacia la «destrucción de la metafísica» (movimiento que sigue siendo repetido), en «quebrar las estructuras del pensamiento erigidas por la Metafísica (que domina al hombre occidental)», que planteó que «el problema de la filosofía no es la verdad sino el lenguaje», con lo que hizo un aporte decisivo al denominado giro lingüístico, problema que ha revolucionado la filosofía. Mantuvo vigencia en muchos pensadores europeos —y con el paso del tiempo en los no europeos—, a partir de la publicación de Ser y tiempo (1927). El estilo innovador, complicado y aun oscuro que utiliza Heidegger con el fin de abrir-mundos según el pensador (y que muchos consideran que es terriblemente oscuro y casi místico) influyó en Hans-Georg Gadamer, el estilo singular y difícil que utiliza Jean-Paul Sartre en El ser y la nada, el de Jacques Lacan cuando redacta sus Escritos, el de Jacques Derrida con su crítica a la Presencia, Gianni Vattimo y a una gran parte de pensadores envueltos en el debate sobre la muerte de Dios y el Ser, el nihilismo, la postmodernidad y la época post-capitalista.[cita requerida]
Ahora bien, la obra de Heidegger, aborda, al tratar problemas ontológicos, también problemas de tipo semiótico; es de este modo que influye directamente en los hermenéuticos: Paul Ricoeur, Rüdiger Bubner y Hans-Georg Gadamer.


 Jean-Paul Sartre



Jean-Paul Sartre (1905-1980) quiere asumir hasta el final la muerte de Dios anunciada por Nietzsche. Dios no existe, pero sin embargo no todo está permitido. Vivimos en la contingencia absoluta, la gratuidad irremediable del existir. Pero este desamparo metafísico abre también la puerta a una nueva dimensión del vivir humano que de otro modo quedaría oculto: nuestra libertad. Paradójica condena esta de tener en cada momento que elegir y disponer, desde la soledad individual, de todos nuestros recursos para actuar, incluidos también nuestros proyectos de vida fundamentales. En este gesto creador tenemos como límites únicamente los que se refieren a su propia posibilidad; Sartre creerá que no es poco, pues con ello cabe planificar una vida moral y política. Moral y política en tanto que establece el esquema de una vida auténtica, vida propia e individual que, desde la responsabilidad que sobreviene al saber que el proyecto vital elegido compromete también a la comunidad, debe igualmente favorecer formas de organización social fundamentadas en la libertad. El sujeto sartreano no es el como el cogito de Descartes: ciertamente el cogito de Descartes es imprescindible para el logro del conocimiento, pero olvida que es en la mirada del otro, que me puede acoger desde la hostilidad o desde la aceptación, como podemos reconocernos y aprehendernos. Estos son los temas fundamentales de Jean-Paul Sartre, uno de los representantes más importantes del pensamiento existencialista europeo.